Intercambio entre AIE y LIPA
Jacobo Serra, intercambio AIE-LIPA 2016
Huele a los Beatles pero el color de su submarino nunca fue amarillo. Tampoco tiene una ‘caverna’ donde cobijarse ni su origen se remonta a Abbey Road. Su nombre es español aunque su sentimiento musical bien podría ser nashviliano. “Yo tengo muchísimo de McCartney”, dice de forma contundente Jacobo Serra. Sus raíces, su música y su background lo han llevado hasta Liverpool para reclutar a los músicos que Paul McCartney se ha encargado de formar en la escuela que fundó con el nombre de LIPA (Liverpool Institute for Performing Arts).
AIE realiza este intercambio desde el año 2000, con artistas como Coque Malla, Zahara o Depedro. En esta 17ª edición, es el albaceteño Jacobo Serra quien ostenta la dirección de la banda que se ha encargado de formar. “Llevamos trabajando a distancia desde año nuevo”, explica el músico que, desde que recibió el proyecto, ha estado en contacto con la dirección de la escuela para, primero, formar la banda que le acompaña en la gira que están realizando y, segundo, para preparar los temas que componen su repertorio. “Quería músicos que para cada canción fueran cambiando de instrumento”, apunta.
Una vez pisó LIPA, Jacobo quiso dar una “vuelta de tuerca” más a su música, conseguir que sus composiciones adquiriesen un aire nuevo sin perder la esencia que siempre le ha caracterizado: “Son artistas que, si bien estudian en la universidad de McCartney, están a un igual o mejor nivel que el de músicos que conozco”, reconoce entusiasmado sobre la banda con la que tocará este jueves en la Sala Galileo, en Madrid.
Para el músico, el objetivo de la escuela, fundada en 1996, es averiguar lo que hace especial al artista para potenciarlo, sin necesidad de mejorar otros aspectos en los que no destaque: “No es un approach de conservatorio. Allí ya entran músicos que forman parte de bandas, componen y tocan a diario”. Algunos de los que le acompañan en esta gira son de primer curso, llevan poco más de ocho meses y “tiene ya tienen un talento brutal”.
Jacobo, quien se reconoce “muy exigente” con todo lo que tiene que ver con sus canciones y su carrera, ha podido “delegar bastante” para que los músicos puedan también sentirse parte del proyecto. Es por esta dedicación absoluta, el amor a la música y las evidencias beatelianas, por la que la familia “jacobina” no para de crecer: “La música no sería lo que es si no es por sus canciones. Durante una semana, he estado compartiendo mi vida con gente que son amigos de él y es como: ‘estoy a un grado de Paul‘”.
El amor al arte es lo que tiene y es por ello por lo que el albaceteño espera que todo esto no se quede en un “fue increíble”. Sin duda, esta es “su” oportunidad, como la califica, aunque no solo en el campo profesional sino también en el personal: “Somos como una pequeña gran familia de emocionados“. Y eso se acaba notando sobre el escenario.
Fuente: EL MUNDO.