Da Souza
Pop, Baleares
Desde que debutaron en 2013, en las conversaciones sobre Da Souza suele apareceren un momento u otro la palabra “promesa”, como quien arrastra su mote desde EGB. El caso es que quizás haya llegado el momento de parar ya con la broma. Después de escuchar Futbol d'avantguarda, de hecho, no queda otra opción: el nuevo disco de los mallorquines es el equivalente musical a plantarse ante el míster y exigir un lugar en el once inicial o traspaso, que aquí tenemos una cola de jeques árabes con el talonario en llamas dispuestos a darles todos los galones en sus equipos. Y es que se lo han ganado, tú. Cada palmo de paraíso pop es suyo. Porque si Futbol d'avantguarda fuera más redondo tendría gravedad propia.
Grabado por Joan Pons (El Petit de Cal Eril) en su estudio de Guissona, con Dofí Malalt de utillero y el percusionista y saxofonista Guillem Portell como miembro fijo del grupo, Futbol 'avantguarda supone un nuevo cambio de rumbo en la carrera del ahora quinteto, que con cada uno de sus trabajos han pegado un golpe de timón, sorprendido y medio despistado al personal, que a estas alturas ya se espera cualquier cosa.
Esta vez, Lluís Cabot (voz y guitarra), Àngel Garau (batería y voz), Xavier Hernández (guitarra y voz) y Biel Stela (bajo) –hay que añadir a partir de ahora a Portell (saxo alto y percusión)–, han acabado de hacer la digestión de la discografía entera de Teenage Fanclub, Television Personalities y el Terror Twilight de Pavement que empezó con Gran Salt Endavant, para dar forma a su Are The Village Green Preservation Society, un disco medio conceptual, gigante, lleno de canciones irresistibles, individualmente y en conjunto, salpicadas del humor surrealista marca de la casa (“Willkommen auf Mallorca”) pero también de una finura extrema, de estas que hacen señor. Al fin y al cabo, ¿habían hecho antes algo tan delicado y íntimo como “Dos microbis” o “On són
les faroles”? ¿O tan rematadamente delirante, divertido y pegadizo como “Migracions de salmons” (gol de vaselina), “Finals” (gol de volea) o “Una bicicleta” (gol de rabona, claramente)? Cuesta mucho elegir tus favoritas en un trabajo que se va a los quince cortes y que incluso en aquellas que parecen poquita cosa (la inicial “Noves Venècies” por ejemplo) esconde canciones enormes.
Y todo en honor a Agustí Simó da Souza: el inclasi ficable personaje del cual tomaron su nombre y al cual rinden homenaje después de su reciente muerte. Mallorquín de sangre brasileña, heterodoxo entrenador de fútbol regional, poeta y vanguardista en general (Agustí Simó aseguraba que era capaz de estar en dos lugares a la vez, en concreto en el Raval y en Punta Cana), da Souza fue siempre una inspiración para el grupo, al cual legó antes de su muerte unas libretas llenas de apuntes vitales y textos de todo tipo. Letras, poemas a medias, ensayos cientí ficos, mani fiestos, guiones de anuncios de tabaco, esquemas tácticos y otros muchos escritos que, como un rompecabezas, la banda ha reinterpretado para configurar las letras de su disco más personal, honesto y próximo. Cómo si, al fin, a través de los delirios de otro, hubieran conseguido dar la forma justa a los suyos.