Ha fallecido en Madrid a los 89 años
Adiós a Teresa Berganza
La Sociedad de Artistas AIE expresa sus más sentidas condolencias a la familia y demás seres queridos de Teresa Berganza, que ha fallecido este viernes en Madrid a los 89 años. La excepcional mezzosoprano, miembro del Claustro Universitario de las Artes en 2013, actuó en los principales teatros del mundo y colaboró con los más grandes directores de orquesta y los repartos más exquisitos.
Teresa Berganza y Luis Cobos, en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá, durante la ceremonia del Claustro Universitario de las Artes. 22 de octubre de 2013.
En 2013, cuando Teresa Berganza se incorporó al Claustro Universitario de las Artes, muy emocionada, declaró: «Recibir este premio me pone en una situación más comprometida que cantar Carmen. Es un honor y un privilegio hacerlo en la Universidad de Alcalá».
Nacida en Madrid, se formó en estudios de piano, armonía, música de cámara, composición, órgano y violonchelo, y cumplió durante este período su meta de conseguir el “bene fundata est domus iste”. Con todos estos saberes se dedicó al canto, un arte que ella define como “un árbol frondoso plantado en las orillas del río de la vida”. Y en este tan complejo y duro mundo, consiguió marcar la interpretación operística del siglo XX, “recuperando músicas, e inventando nuevas maneras de verlas”.
Alumna de Lola Rodríguez de Aragón, se vinculó definitivamente al canto, disciplina en la que se graduó con el premio fin de carrera y el Lucrecia Arana. Representante eximia de la denominada Generación del 51 y, por ello, miembro de la generación que a partir de 1958 comenzó a mover la música española de la quietud en que la habían sumido las circunstancias de la posguerra, Teresa Berganza es la demostración palpable de que aquello no fue una aventura pasajera, y que esta generación no sólo actuó en la creación, sino también en la interpretación. Los entresijos a veces desconocidos de esta intérprete, nos llevan a recordar que participó en varias películas desde su infancia, intervino en múltiples grabaciones de zarzuela desde los años cincuenta y también fue un caso excepcional que desde su juventud dedicara esfuerzo y tiempo al recital, con la inclusión del lied alemán y la canción francesa.
Su experimentada técnica la hicieron merecedora de elogios tanto del público como de la crítica especializada, y recibió numerosos reconocimientos, como el Premio Príncipe Asturias de las Artes (1991), el Premio Nacional de Música (1996) o la Legión de Honor francesa (2012) y, sobre todo, el cariño de todos nosotros.