Carta del presidente

Memoria AIE 2017

Carta del presidente

Carta de Luis Cobos, presidente de la Sociedad de Artistas AIE, incluida en la Memoria AIE 2017.

LC Memoria AIE 2017

Queridos/as todos/as:

En esta Memoria se detallan las acciones y deberes, cumplidos y pendientes, de las cuentas, recaudaciones, repartos y movimientos efectuados para mejorar la recaudación y la gestión de los derechos de los artistas, realizados durante el año 2017 por las personas y equipos que conforman nuestra sociedad, para que los socios puedan refrendar o reprobar las gestiones realizadas, y el público y las autoridades que tienen que observar el cumplimiento de los estatutos y compromisos adquiridos por AIE, puedan comprobar la veracidad, rectitud y transparencia de nuestra gestión.

 

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La Sociedad de Artistas AIE, en 2017, ha superado la recaudación con respecto al presupuesto, controlado el gasto y reducido el descuento de administración en un 4,6%, recaudando más de 29 millones de euros en 2017, un 12,7% por encima del presupuesto del año. Todo ello, a pesar de las trabas y dificultades puestas por los usuarios, en especial por la Asociación de Radios Comerciales, AERC, para la implantación de las nuevas tarifas establecidas por AIE al amparo de la Ley de Propiedad Intelectual de 2014. Es una gran satisfacción presentar los datos que profusamente explicados y detallados figuran en los diferentes apartados de esta Memoria AIE 2017.

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Un hecho muy positivo -sobre todo para 2018 y para el futuro– es haber recuperado, después de seis años de lucha, denuncias y gestiones, el sistema de Copia Privada que teníamos en España hasta enero de 2012, cuando el gobierno decidió suprimirlo e implantar otro, declarado nulo por los tribunales españoles y europeos. Ha sido una ardua tarea en la que AIE ha intervenido, junto a las demás entidades de gestión, con alguna excepción. Esa injusta, torpe y arbitraria decisión, ha producido, en los pasados seis años, un daño de unos 500 millones de euros a los autores, artistas y demás derechohabientes.

La vuelta al sistema, en 2017, si bien no nos devolverá las cantidades perdidas, incrementará la recaudación de los próximos años. Y esa es una buena noticia.

Aplicando la extensión del plazo de protección de los derechos de los artistas de 50 a 70 años, AIE ha realizado en 2017 el primer reparto de derechos a los artistas ejecutantes que no tienen contrato discográfico. Este derecho, para los ejecutantes, fue conseguido gracias al constante y exitoso trabajo de negociación que realizamos durante tres años ante la Unión Europea.

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En 2017 AIE ha realizado 2.739 encuestas -el 98% de ellas automatizadas- entre los afiliados que han utilizado los servicios de AIE. La valoración es de 9 sobre 10, la cifra más alta de los últimos años.
AIE cumplió el plazo de atención y respuesta en 17.433 servicios prestados a los socios en 2017, siendo solo en un caso el cumplimiento de plazo parcial.

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AIE sigue siendo la entidad de artistas con más acuerdos de reciprocidad firmados y en vigor en el mundo. AIE mantiene relaciones de reciprocidad y está presente en el 98% de los territorios donde se respeta la propiedad intelectual y existen legislaciones que permiten la recaudación y el intercambio entre sociedades de gestión.

La apuesta por la tecnología, la innovación y la internacionalización, está funcionando y aporta a nuestra sociedad crédito y respeto por parte de las otras entidades y organizaciones internacionales. AIE, gracias a su eficaz y profesional sistema de gestión, puede desarrollar, compartir y exportar las más modernas y eficaces herramientas de gestión, que también son utilizadas por otras entidades de artistas. AIE continúa realizando revisiones y auditorías con todas las entidades con las que mantiene los convenios de reciprocidad, para defender y recaudar los derechos de todos sus socios en el mundo.

Seguimos en la vanguardia de la tecnología, persiguiendo la excelencia dentro del ámbito de las entidades de gestión de artistas, al tiempo que cuidamos la tradición y el trato personal y humanizado con nuestros socios primero, pero también con los usuarios, colaboradores, con las autoridades y con las sociedades y organizaciones con las que tenemos planes, contactos y negocio de recaudación, distribución, mantenimiento y desarrollo de los derechos.

AIE ha sido reelegida, por unanimidad, para presidir por cuatro años más FILAIE, la Federación Iberolatinoamericana de Artistas Intérpretes o Ejecutantes. AIE participa, también, en el Consejo de la SCAPR y lidera el IT Council de la misma.
Este reconocimiento de las entidades de Latinoamérica, España y Portugal, muestra que la reputación y el respeto internacional de AIE se mantienen y siguen creciendo y eso nos llena de satisfacción y compensa los años de trabajo, esfuerzo y dedicación empleados.
Es muy grato comprobar que el trabajo internacional que AIE ha realizado desde 1992 ha dado sus frutos y ello nos motiva para seguir trabajando más y mejor.

En todos estos años de lucha, trabajo, información, desarrollo e intercambio de conocimiento e intensivo esfuerzo y dedicación, no hemos sentido la presión que ahora se percibe, contra el derecho de propiedad intelectual, contra el reconocimiento del talento, el esfuerzo, el trabajo y los valores que nos han aportado el necesario combustible para pelear y estar en permanente campaña para conservar, afianzar y desarrollar los derechos de los artistas y autores, y la justa remuneración que todo ello debe aportar a la salud, al bienestar y a la seguridad económica de los artistas y los autores.

Desde 1992 hasta nuestros días, hemos participado, interviniendo y liderando, en el campo nacional e internacional, los trabajos, gestiones y contactos para lograr traspasar los códigos, normas y trabas del tiempo, consiguiendo superar el estrés y las dificultades que todo cambio y avance impone en cualquier materia.

AIE ha intervenido activamente en los hitos de la propiedad intelectual de los últimos 20 años: liderando la consecución del Tratado de OMPI (TOIEF – WPPT) de 1996, después de cuatro años de intenso trabajo a través de ARTIS y FILAIE, organizaciones que hemos presidido en Europa y América Latina, influyendo en la redacción de la Directiva 2001, a través de GIART (Grupo Internacional de Artistas, con sede en Bruselas), liderando también, con éxito, la Extensión del Plazo de Protección de los derechos de Artistas de 50 a 70 años, a través de estas organizaciones y FILAIE, la Federación Iberoamericana de Artistas, que agrupa a la totalidad de artistas y sociedades de Iberoamérica y el Caribe. Así mismo AIE, presidiendo FILAIE, fue muy activa y determinante para lograr la aprobación, en 2012, del Tratado Audiovisual de Beijing, histórico en el reconocimiento de los derechos de los artistas en el campo audiovisual.

Durante el año 2017 y en este momento, continuamos luchando por la mejora de los derechos de los artistas, y a tal efecto hemos realizado reuniones, comparecencias, conferencias, escritos y gestiones diversas, en una larga campaña, desde 2015, para conseguir afianzar un derecho de remuneración para los artistas, en la Directiva sobre derechos de autor en el Mercado Único Digital, que se está tramitando en estos momentos y desde hace meses, en el Parlamento Europeo.

En diciembre de 2015, en la sede de AIE en Barcelona, se creó el Consejo Directivo de la Coalición FAIR INTERNET FOR PERFORMERS “Internet justo para los artistas” que representa a más de 500.000 artistas de Europa, integrado por representantes de la práctica totalidad de asociaciones y organizaciones de artistas de Europa y el mundo y del que AIE es miembro.

AIE forma parte de la organización europea que agrupa a las entidades de gestión de artistas, AEPO-ARTIS, la cual está intensamente involucrada en el seguimiento de esta iniciativa legislativa de la UE, a través de la Coalición “Internet Justo” “Fair Internet” Coalition.

Esta coalición está participando activamente en la tramitación de la propuesta de Directiva sobre Derechos de Autor en el Mercado Único Digital con el fin de defender y salvaguardar los derechos de cientos de miles de artistas europeos en el entorno digital, quienes están viendo cómo el uso cada vez más intensivo de sus interpretaciones y ejecuciones les reporta cantidades insignificantes o ningún tipo de remuneración.

Los artistas de Europa, y por extensión de gran parte del mundo, están muy preocupados por el sesgo que están tomando las medidas legislativas que se están debatiendo porque más que proteger sus derechos y rendimientos económicos, están estableciendo una serie de obstáculos muy difíciles de sortear para llegar a lo más importante de todo este proceso: proteger la creación, la interpretación, la industria y el futuro de los que construyen los contenidos digitales que no son otra cosa que obras, interpretaciones y producciones.

Estamos ante un desafío tecnológico, social y económico nunca antes conocido en la vida y desarrollo de la propiedad intelectual y la gestión colectiva. Nos debatimos entre los algoritmos, el Big Data y la inteligencia artificial.

El algoritmo, palabra tecnológica de moda, es una serie de instrucciones que se llevan a cabo para convertir un problema en una solución. Los algoritmos recogen operaciones tan sencillas que pueden ser realizadas con éxito por cualquiera. Incluso por las máquinas. Los algoritmos conocen nuestros gustos, tendencias y demás intimidades. Pueden ejecutar nuestros trabajos, y podrían condicionar y someter a la sociedad. Son elementos de gran poder y también pueden ayudar a los seres humanos a mejorar el mundo.

Sin embargo, hay varios estudiosos de la materia que afirman que hay demasiados algoritmos que carecen de final o no resuelven problemas. Más bien los crean.

Los algoritmos, que existen desde tiempos remotos, están tomando un gran protagonismo y ya se usan para predecir e influir en resultados electorales, en diseñar y dirigir tendencias y marcas, automatizar el trabajo, etc. Tal vez el algoritmo más famoso del mundo, después del de la tabla de multiplicar, sea el de Google, creado en 1998 y llamado PageRank.

Los algoritmos no son entes autónomos. Detrás hay personas. Es fundamental y básico exigir un código ético y público para evitar algunos de los problemas que acarrea el descontrol y el todo vale en la tecnología porque los que controlan los datos – Big Data – tienen grandes oportunidades para generar información y beneficio o generar daño e influir en otros para ello. Un código ético es imprescindible para actuar de forma coherente con el interés social. Esta es una necesidad patente en una sociedad orientada al bien del individuo y a la primacía de éste sobre el negocio.

El creador de Facebook, Mark Zuckerberg, en su comparecencia ante el Senado Norteamericano, ha afirmado que es necesario un mayor control sobre las redes sociales e Internet, en general, por el bien del derecho, la libertad, la seguridad y la protección de los datos de las personas. Esperemos que esto no sea solo una afirmación para cubrir las apariencias.

En 2017, Google Brain anunció Magenta, un proyecto que pretende tener computadoras que produzcan música «cautivadora y artística», llena de sorpresas.

Hoy ya existen más de 500.000 canciones compuestas por computadoras, guiadas por algoritmos, utilizando la inteligencia artificial.

Kevin Slavin, profesor del MIT Media Lab afirma: “Los algoritmos están configurando nuestro mundo. Tanto aquí como en Wall Street vemos cómo algoritmos en conflicto, trabados entre sí, crean bucles sin ningún tipo de supervisión humana”.

En este viaje de la transformación tecnológica todos deberíamos tener el mismo destino: salvar los derechos, la dignidad y la libertad del individuo porque existe una gran pasividad social aceptada ante las normas que el Mercado Global Digital impone, creando poco a poco la dictadura de la tecnología, los algoritmos, las aplicaciones y la masificación digital, propiciada por las grandes corporaciones multinacionales, en muchos casos bien vistas porque al frente de ellas están jóvenes que presumen de haber descubierto la rueda cuadrada cuando, en realidad, como estamos viendo con Facebook, están realizando grandes negocios a nuestras espaldas, atropellando los derechos, la privacidad, la libertad e influyendo y alterando las grandes decisiones sociales, recibiendo, en algunos casos, como mucho, una reprimenda controlada por haber sido “malos chicos”.

Es mejor aliarse con la modernidad tecnológica que depender total y pasivamente de ella.

Hay que estar atentos a estos importantes cambios y demandar democracia digital y un equilibro entre derechos y deberes para evitar que la masificación digital, ya en marcha, nos envuelva y las pretendidas normas reguladoras del Mercado Digital solo nos vinculen a los grupos sociales que para conseguir nuestros derechos, nuestro salario y justo beneficio por la explotación de nuestro talento y trabajo, nos aliamos para poder rascar migajas del Big Digital Business, acusándonos de monopolios, con la aquiescencia y jaleo de muchos grupos sociales, los mismos que no delatan ni denuncian a los auténticos monopolios planetarios que son estas grandes corporaciones a las que todos admiran y nadie cuestiona.

A pesar de los logros e hitos relacionados en esta carta que escribo para la Memoria AIE 2017, no quisiera que la satisfacción y/o euforia que siento y seguramente se deja sentir en este escrito, por los logros conseguidos en determinadas gestiones y campañas realizadas con mucho esfuerzo, ilusión y compromiso, traduzca una sensación de triunfalismo alejado de la realidad. Ni mucho menos.

En este mundo en permanente cambio hay muchas cosas que mejorar y transformar y es necesaria la colaboración y aportación de ideas de nuestros artistas jóvenes que están directamente familiarizados y relacionados con la tecnología, las redes sociales y los nuevos canales de comunicación e información que van dejando atrás a los tradicionales y se han impuesto ya como elementos comunes de la vida cotidiana, del trabajo y del ocio.

Quiero, al tiempo que felicitar y dar las gracias a todas las personas que trabajan en esta buena entidad de gestión y nos ayudan a llevar a cabo nuestro compromiso, expresar mi convencimiento de que, en un futuro próximo, unidos, conseguiremos que la creación y la interpretación consigan ser respetadas, admiradas y compensadas porque el funcionamiento del flujo de la creación y la interpretación en las autopistas de la comunicación y el comercio así lo demanda y también porque el tiempo nos dará la oportunidad de corregir muchos de los disparates que la industria y la tecnología –“en nombre de la evolución” y “por el bien de la humanidad”– están cometiendo.

Debemos conseguir el respeto, la protección y el reconocimiento social que la creación, la interpretación y la propiedad intelectual merecen porque una sociedad que protege más los objetos que las ideas está enferma. Detrás de las leyes, normas, derechos y gestión, están las personas y es a ellas a quienes nos debemos los que hemos optado por aceptar el compromiso de defender el arte y derecho en libertad.

He tenido el honor y la suerte de intervenir en los inicios y el devenir de AIE, y, por ello, celebro y me siento muy satisfecho de que AIE goce de gran consideración y prestigio, en España, en toda Europa, en Latinoamérica y en el resto del mundo, por su buen hacer en el mercado de la música, en el sector de los derechos y la gestión colectiva y también como generadora de circuitos, programas y actividades culturales y asistenciales. Su modelo ha servido de ejemplo para constituir otras entidades de gestión y algunas de ellas hasta han importado la denominación AIE en sus registros.

El futuro de la gestión colectiva pasa por la alianza estratégica y funcional de los autores y los artistas.
Nuestro objetivo, a medio plazo, es unificar acciones, abaratar administración, sumar esfuerzos y equipos y potenciar y mejorar la recaudación, el reparto, la gestión interna y externa y la acción ante los usuarios, los poderes públicos y las organizaciones y estructuras internacionales. Claro que este propósito será posible y podrá ver la luz si nuestros socios lo consideran oportuno y lo apoyan.

Tenemos que insistir y seguir trabajando para conseguir un gran pacto político y social, para asegurar la viabilidad de la cultura, para afianzar la propiedad intelectual y garantizar el futuro de los derechos y la creación a través de la gestión colectiva que ha demostrado ser el mejor sistema para materializar la justa remuneración que los autores y artistas merecen por la utilización de sus obras e interpretaciones, tanto en el ámbito analógico como en el Mercado Global Digital.

En este momento, el principal objetivo de las entidades de gestión a nivel internacional, es reducir la brecha entre la protección legal que se pretendió brindar a los autores y artistas con la legislación global y las escasas posibilidades que hoy tienen los artistas y autores de disfrutar de esa protección y de recibir la justa remuneración, que por la utilización comercial de sus obras y actuaciones les corresponde. Claro que hay excepciones que podrían enturbiar o matizar esta definición de la mala situación de los derechos y las retribuciones de los artistas y autores, pero son escasas y se encuadran en parámetros y circunstancias que no están al alcance de la mayoría de los artistas y autores.

La solidez y determinación de AIE, si sus socios y los artistas, en su gran mayoría, nos apoyan, ayudará a mantener una posición de fuerza ante las presiones de los que quieren debilitar los derechos y despojar a los artistas de esta arma pacífica y potente que es la gestión colectiva.

Gracias a todos los socios por la confianza demostrada.
Seguiremos trabajando para ser merecedores de ella.

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