Mazoni

Tras consolidarse como uno de los grandes nombres de la escena pop de Cataluña, Mazoni sorprende volviendo a sus orígenes con un disco íntegramente en inglés y de marcado carácter vitalista y noctámbulo. Además, lo hace bajo la producción de Brendan Lynch, mano derecha de artistas como Paul Weller o Primal Scream. Y con una colaboración vocal de lujo: Núria Graham. El resultado: un disco para escuchar a volumen alto y que invita a dejarse llevar. Este nuevo “7 songs for an endless night” es un guiño a una perla de juventud de Mazoni, aquel “7 songs for a sleepless night” que le valió el beneplácito de la crítica en 2003. Más de una dé- cada después, Jaume Pla sorprende buscando el reverso de la moneda. Esta vez la noche se tinta de electricidad y de espíritu lúdico. Porque estas siete canciones están concebidas para bailar, para gritar y para dar saltos. Cada una de estas canciones para una noche sin fin parte de un modelo estético distinto. Grabadas en largas sesiones nocturnas y con margen para captar la magia del momento, en el grueso de los temas se impone el groove y la intensidad (“Man in the shadows”, “Quicksands”), pero sin renunciar según el caso a las melodías (la luminosa “Never push a sailor”, cantada por Núria Graham), a la velocidad (“Dead singers”) o al grito arrebatador (“Pull up the roots”). Sintetizadores analógicos y voces femeninas entran en juego. Y todo el conjunto garantiza un efecto estroboscópico en el oyente, que de inmediato se convierte en cómplice de la banda, en un viajero más de la noche interminable. Con esta nueva aventura, Mazoni cierra un círculo que abrió con su anterior banda, Holland Park, y especialmente con su primer y enigmático disco, “7 songs for a sleepless night”. Y da un giro sorprendente a una carrera musical que le ha dado momentos álgidos en la escena pop-rock independiente en catalán con canciones ya míticas como “Eufòria”, “No tinc temps”, “La promesa” o “Per primer cop”.