Jacobo Serra
Rock - Cataluña / Reino Unido
- Inglaterra Sede del Instituto Cervantes, Manchester 26.05.2016
- Inglaterra Cantina de LIPA, Liverpool 27.05.2016
- España Auditorio Municipal, Albacete 08.06.2016
- España Galileo-Galilei, Madrid 09.06.2016
- España La Ribera, Bilbao 10.06.2016
- España Campari Cocktail Bar, Barcelona 11.06.2016
Jacobo Serra es un cantautor prolífico que va regalándonos sus canciones poquito a poco. Cuando se estrenó con un EP (“The word I never say”, 2013), aquellas escuetas cuatro canciones ya hacían imposible la indiferencia. Luego llegarían en 2014 las diez composiciones de su debut, “Don’t give up”, y no quedó más remedio que extraer conclusiones urgentes. Por ejemplo, que Jacobo es una rara avis de nuestro panorama, un albaceteño formado en el Reino Unido y afincado en Madrid que bien podría aunar Liverpool, Nueva York, Chicago y Nashville en su código genético. Que escribe melodías tan imperecederas que podrían haber nacido en esta era del WhatsApp o en torno a la llegada del hombre a la Luna, como si llevaran cuatro décadas y pico suspendidas en el éter a la espera de que algún sabio cazador de tarareos atinara a rescatarlas. Y que esa voz limpia, cálida y sutil habría sido un desperdicio como mera transmisora de sabiduría jurídica, la cualificación académica que ostenta.
Por si quedara todavía algún escéptico, las cuatro nuevas piezas de este Icebergs, tercer trabajo y segundo EP del albaceteño, confirman ahora que lo de Jacobo no era una casualidad, sino un tesoro. Cada vez menos oculto, porque un material tan precioso no se le debe esconder a ningún oído con un mínimo de sagacidad.
De las muchas canciones que Serra debe de acumular en cuadernos, maquetas, los pliegues de la memoria o las notas de voz de su iPhone, las de Icebergs provienen de sus años ingleses, de su forja como cantautor de talento incontestable. Pero la carrera de Jacobo, como la de los grandes a los que idolatra (Beatles, Macca en solitario, Rufus Wainwright), nunca transigió con el conformismo. Las demos sugerían cuatro estupendas partituras que habrían podido ampliar el universo de Don’t give up, ese gusto por la melodía prístina, sentimental y emocionante. El resultado finalmente plasmado sobre las 45 revoluciones de este vinilo llega un paso más lejos, y hasta puede que dos o tres. Y en ese proceso de reinvención, o de sublimación, juega un papel decisivo un tipo muy distinto a Serra pero absolutamente complementario, puesto que con él comparte brillantez, humildad y apertura de miras. Responde al nombre de Juanma Latorre, es guitarrista y compositor de Vetusta Morla y este Icebergs señala su debut en una faceta, la de productor, que ojalá quiera seguir ejerciendo en muchas nuevas ocasiones.